Fue tan tremenda la secuela de aquel golpazo en la escuela que te mandó a otro mundo, cambió tu vida en un segundo, justo a la hora del recreo. Lo que siguió fueron todos hospitales, especialistas en deficiencias mentales, Metiendo cubos en triángulos, buscándole al círculo ángulos y te diagnosticaron locura. Te abandonó tu padre y tu madre y hasta el maldito apellido aquel. Te abandonó la comadre y el compadre de tus padres y hasta el tío Ismael. El amor apagó el foco, ¿a quién le interesa un loco excepto al mismo loco aquel? ¿Dónde está el manicomio para Dios? ¿Ahí adentro o aquí afuera? ¿Dónde se han fraguado las matanzas? ¿Ahí adentro o aquí afuera? Regálame un poquito, un poquito de locura, que me ando fijando mucho en la marca de mi pantalón. ¿Se te apagó la luz o la encontraste? ¿Se te zafó un tornillo o lo apretaste? ¿Cuál es la dimensión de la locura? Si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna. Si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna. Te agarraste de una nube y te escapaste al primer planeta que encontraste. Y sin darte cuenta te salvaste de todas las cosas que dejaste: de la geometría, de la geografía, de la economía, de todo este mundo y sus cursilerías. De estar a la moda, de ser una escoba, de ser una novia boba y hasta de una posible boda. ¿Se te apagó la luz o la encontraste? ¿Se te zafó un tornillo o lo apretaste? ¿Cuál es la dimensión de la locura? Si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna. Si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna... |